De pie frente al silencio,
busco la cordura
que me ha robado el sentimiento.
Pero, ella se esconde tras los pilares
que sostienen el templo
que he levantado en tu nombre.
En esta infructuosa búsqueda,
escucho su risa burlona.
Cientos de veces he creído atraparla
y cientos de veces
solo he encontrado el silencio.
Y de pie frente al silencio,
he buscado la cordura
que me robó el sentimiento.
Amenazo a éste
con mi partida a otras tierras;
a otras tierras fértiles
donde la razón encuentra sus respuestas.
Mas, él también se burla.
Estoy de pie en el silencio
entre la cordura y el sentimiento.
Cierro los ojos.
Percibo un aroma tenue
que me embriaga los sentidos
y consume hasta las cenizas
la última fortaleza de mis luchas,
escudo de mi resistencia.
Es el olor a sándalo de tu piel
que impregna el aire,
me roza la piel
y deposita un beso cálido y húmedo
en mis labios entre abiertos,
en mi lengua expectante.
¡Por qué me haces esto, oh cordura!
¡Por qué me dejas sola y desarmada
con la lujuria comiéndome las entrañas!
Acaricio ardiente su piel
y deposito un beso húmedo y cálido
en sus labios entre abiertos,
en su lengua expectante.
Ya no habrán búsquedas infructuosas,
solo dos cuerpos abrazados
de pie frente al silencio.