La conglomeración de las pequeñas preocupaciones es la que levanta las paredes de los palacios de la angustia. ¿Cuál debe ser, entonces, nuestra consigna? ¡Suelta el vaso!
Porque entre los vericuetos del lenguaje siempre hay lugar para una quijotada.
La conglomeración de las pequeñas preocupaciones es la que levanta las paredes de los palacios de la angustia. ¿Cuál debe ser, entonces, nuestra consigna? ¡Suelta el vaso!